miércoles, 5 de septiembre de 2012

La dictadura de Sabbatella


Luego del reclamo que hicieran los empleados públicos del Municipio de Morón, la opinión pública condenó duramente el accionar del clan sabbatellista. La represión manifiesta que demostró el cuerpo de gendarmería y la policía local para con los trabajadores puso en evidencia un manejo oscuro y peligroso de las “cosas que se pueden y no se pueden hacer” en Morón.
Repasemos: el ejecutivo moronense ordenó el desalojo y la represión hacia los trabajadores municipales que pedían hablar con el Intendente Lucas Ghi, ya son ignorados desde el mes de marzo, tiempo en que comenzaron a pronunciarse con el fin de mejorar sus condiciones laborales. En este lapso, debido a su participación en las reuniones y paros, distintos trabajadores fueron trasladados, suspendidos y despedidos. Estos mecanismos de opresión que ejerce el gobierno sabbatellista, persigue el siniestro objetivo de cercenar los derechos de los empleados municipales, llevando a cabo una persecución hacia quienes protestan y una permanente intención de desorganizarlos para evitar los reclamos por sueldos dignos.
Desde hace varios meses los empleados comenzaron a solicitar audiencias con el jefe comunal, a lo que sólo obtuvieron negativas y ausencias. Como respuesta, se inició un despido sistemático con especial ensañamiento a los cargos de mayor antigüedad, para dar lugar a militantes políticos del sabbatellismo.
Además, en declaraciones públicas los funcionarios moronenses afirmaron, con total descaro, que los trabajadores están conformes con el pago de haberes y los beneficios correspondientes. En la última protesta que tuvo lugar en Acceso Oeste, altura Castelar, los manifestantes aseguraron: “Tomamos la decisión de seguir con la protesta hasta ser escuchados y hasta sentarnos en una mesa a negociar lo que nos corresponde. (…) Esto pasaba en la época de la dictadura y ahora lo vivimos en Morón”.
Según afirman los municipales, desde la intendencia se niegan al debate por falta de argumentos válidos, por eso utilizan métodos menos ortodoxos y más primitivos. Durante la última protesta, gendarmería los intimó violentamente a desalojar el acceso bloqueado; incluso, perros de la policía atacaron a los manifestantes al punto de herir a una trabajadora enfermera, todas fuerzas mandadas por el gobierno municipal.
Esta actitud dictatorial, cerrada al diálogo y de índole autoritaria y represora, contradice la postura declarada por el sabbatellismo, “tan allegado a los derechos humanos”.
En un municipio donde hablar es exponerse a la violencia y la persecución, los trabajadores necesitan del apoyo popular y de la consciencia pública.
En plena democracia, y amparados bajo la constitución nacional, los municipales de Morón seguirán su lucha por los derechos que el sabbatellismo, día a día, les quiere arrebatar.

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