lunes, 1 de octubre de 2012

Nadie se salva


Otro muerto… ¿Inseguridad o negligencia?

Escuchar discursos floridos y bellas palabras, donde la paz y el amor son protagonistas, es fácil. Pero, como reza nuestra presentación, “informar no es siempre contar lo bueno o lo agradable”. La inseguridad en Morón se cobró otra víctima, quizá uno de los más queridos por esta comunidad.
Ubaldo Collado agonizó 12 días, luego de ser fatalmente baleado en su local céntrico, a apenas a 50 metros de la Comisaría 1ra y a una cuadra de la Municipalidad de Morón. Eran casi las 15.40 cuando una moto con dos hombres que iba por la calle Mitre se detuvo. Giró en U y se subió la vereda, a metros del negocio. Uno de ellos, a cara descubierta y con campera negra de cuero, entró violentamente y fue directo hacia la pareja.
“Dame la cartera”, le gritó a la mujer, que se resistió a tal punto que en el forcejeo su bolso cayó abajo de la mesa. Ubaldo estaba cerca y se acercó a ver qué pasaba. El ladrón, enardecido, sacó un arma. Ubaldo, afirman, nunca se percató. “Acá dentro no pibe, acá no se roba”, dijeron unos clientes que escucharon de boca de “El Gallego”.
Pero el ladrón le respondió con un tiro en una pierna. Un hombre que entraba también se los topó. “Quedáte quieto que para vos también hay”, le advirtió el asaltante. Se subieron a la moto y huyeron sin robar nada.
Los desesperados clientes y allegados esperaron varios minutos la ambulancia que nunca llegó y tuvieron que improvisar.  La esposa del herido, junto con unos clientes le hicieron un torniquete con un mantel para evitar que la sangre siguiera saliendo a borbotones. Una camioneta de Seguridad Ciudadana paró pero no lo quiso llevar, contó la mujer. Cansados de esperar, un cliente puso su auto particular y, apretando las heridas, lo llevaron al Hospital de Morón, a unas ocho cuadras. Como necesitaba transfusiones lo derivaron a la Clínica Agüero, donde lo estabilizaron y le dieron el alta. Pero la hemorragia había sido importante y la herida en la arteria femoral también. Tuvo que ser reinternado en el Centro Gallego. Al poco tiempo, sus fuerzas cedieron y, tras 12 días de agonía, Collado murió.
Otra víctima desamparada por la justicia, los responsables de salud y, sobre todo, por los representantes del pueblo de Morón. Su familia aun espera una respuesta, ante la triste impotencia de no ser escuchado. Toda una ciudad llora la injusta muerte del Gallego y sigue pegando cartas en la vidriera de su bar… a la espera de que se haga justicia y de no sufrir otra pérdida.

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