Otro muerto… ¿Inseguridad o negligencia?
Escuchar discursos floridos y
bellas palabras, donde la paz y el amor son protagonistas, es fácil. Pero, como
reza nuestra presentación, “informar no es siempre contar lo bueno o lo
agradable”. La inseguridad en Morón se cobró otra víctima, quizá uno de los más
queridos por esta comunidad.
Ubaldo Collado agonizó 12 días,
luego de ser fatalmente baleado en su local céntrico, a apenas a 50 metros de la Comisaría 1ra y a una
cuadra de la
Municipalidad de Morón. Eran casi las 15.40 cuando una moto
con dos hombres que iba por la calle Mitre se detuvo. Giró en U y se subió la
vereda, a metros del negocio. Uno de ellos, a cara descubierta y con campera
negra de cuero, entró violentamente y fue directo hacia la pareja.
“Dame la cartera”, le gritó a la
mujer, que se resistió a tal punto que en el forcejeo su bolso cayó abajo de la
mesa. Ubaldo estaba cerca y se acercó a ver qué pasaba. El ladrón, enardecido,
sacó un arma. Ubaldo, afirman, nunca se percató. “Acá dentro no pibe, acá no se
roba”, dijeron unos clientes que escucharon de boca de “El Gallego”.
Pero el ladrón le respondió con
un tiro en una pierna. Un hombre que entraba también se los topó. “Quedáte
quieto que para vos también hay”, le advirtió el asaltante. Se subieron a la
moto y huyeron sin robar nada.
Los desesperados clientes y
allegados esperaron varios minutos la ambulancia que nunca llegó y tuvieron que
improvisar. La esposa del herido, junto
con unos clientes le hicieron un torniquete con un mantel para evitar que la
sangre siguiera saliendo a borbotones. Una camioneta de Seguridad Ciudadana
paró pero no lo quiso llevar, contó la mujer. Cansados de esperar, un cliente
puso su auto particular y, apretando las heridas, lo llevaron al Hospital de Morón,
a unas ocho cuadras. Como necesitaba transfusiones lo derivaron a la Clínica Agüero ,
donde lo estabilizaron y le dieron el alta. Pero la hemorragia había sido
importante y la herida en la arteria femoral también. Tuvo que ser reinternado
en el Centro Gallego. Al poco tiempo, sus fuerzas cedieron y, tras 12 días de
agonía, Collado murió.
Otra víctima desamparada por la
justicia, los responsables de salud y, sobre todo, por los representantes del
pueblo de Morón. Su familia aun espera una respuesta, ante la triste impotencia
de no ser escuchado. Toda una ciudad llora la injusta muerte del Gallego y
sigue pegando cartas en la vidriera de su bar… a la espera de que se haga
justicia y de no sufrir otra pérdida.
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