El municipio bonaerense de Moreno
espera las elecciones de octubre rearmando el mapa político y construyendo
estrategias para encarar los comicios de la forma más abierta y democrática
posible. Sin embargo, las estrategias implementadas por el oficialismo local no
concuerdan con esta premisa.
Fue el candidato a Diputado
Nacional Francisco De Narváez quien denunció el accionar vandálico de allegados
al intendente Mariano West, al ver atacados a jóvenes militantes del espacio Frente
Unidos por la Libertad
y el Trabajo.
De esta forma, la plaza de Moreno
se transformó en un pequeño Coliseo, donde podía apreciarse la persecución y la
agresión física y verbal que los enviados del municipio propinaron a los
volanderos. Según palabras del propio De Narváez, "fueron atacados
ferozmente por una patota", algo que el gobierno morenense no refutó hasta
el momento.
Quizá, retrocediendo varias
décadas, hablamos del arcaico y totalitario método de la patota como
herramienta de poder, o tal vez la presencia de los enviados del colombiano
inquietó al gobierno de West quien, sea cual fuere el caso, hizo caso omiso a
los reclamos de los agredidos.
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