martes, 27 de mayo de 2014

EXTORSIÓN Y ESTAFA EN JOSÉ C. PAZ

La escuela de Lula

La necesidad una vez más fue burlada por la avaricia.
En José C. Paz, un grupo de inescrupulosos, aparentemente comandados por el intendente Carlos Norberto Urquiaga, se encargaron de montar una organización por medio de la cual estafaban sistemáticamente a los mismos vecinos del distrito, a los que sometían a sus “condiciones”.
La situación remite inmediatamente al caso del destituído concejal de Merlo Horacio “Lula” Cepeda, quien fue ampliamente acusado, con pruebas de haber participado, al menos como instigador, en la comisión del delito de extorsión, cometido en perjuicio de Laura Villalba, Olga Islas, María del Carmen Pérez, Blanca Elsa Domínguez, Mario Natalio Lezcano y Nilda Rotela, beneficiarios del Programa de Empleo Comunitario (PEC) en Merlo, a quienes obligaba a la entrega de una suma mensual de dinero amenazándolos que si no lo hacían, perderían el plan.

Como fiel alumno de esta escuela, el intendente de José C. Paz está siendo procesado por maniobras con los planes sociales, al tiempo que numerosas punteras de su gobernación cobraban coimas para no dar de baja a los beneficiarios y los obligaban a ir actos políticos. Para no quedarse atrás, el su hermano del intendente, César Luis Urquiaga, quien se desempeña como secretario de Trabajo en el municipio, fue procesado también por la justicia federal de San Martín, en la misma causa. Se los acusa de exigir a los vecinos el pago de hasta $ 500 a cambio de no darlos de baja en los planes Trabajar y Argentina Trabaja.
Estos procesamientos -sin prisión preventiva- fueron dictados por la jueza federal Alicia Vence, quien aceptó un pedido del fiscal federal de Tres de Febrero, Paul Starc, que acusó de supuesto incumplimiento de funcionario público a los hermanos Urquiaga, a partir de las pruebas que obtuvo en una investigación que comenzó hace cuatro años.
En la investigación se habría determinado que los hermanos Urquiaga "delegaron intencionalmente el poder de control sobre el correcto cumplimiento del programa en personas que utilizaron dichas prerrogativas en beneficio propio". En la decisión del juez se añade: "Esa delegación del control no pareciera ser negligente, sino intencionada y deliberada. Bien puede relevarse el motivo por el cual los Urquiaga no cumplieron con su función de control, pues sus cuestiones de interés personal relacionadas a su plan político habrían pesado más que el adecuado desempeño en la función que les asignaron".
Una triste seguidilla que sigue dando muestras de la peor corrupción que hay que erradicar de los municipios.

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