martes, 27 de marzo de 2012

Los subtes del gran bonete

Luego del acuerdo firmado con la Nación para el traspaso de los subtes –acuerdo que, por otra parte, fue anulado unilateralmente por Mauricio Macri-, la Ciudad de Buenos Aires espera aun al responsable que se considere capaz de cumplir los pactos establecidos y las obligaciones aparentemente asumidas.
El jefe de gobierno porteño argumentó que una de las razones de su decisión fue la quita de custodia policial en estaciones de subte; problema que fue resuelto sólo luego de comprobarse fehacientemente (robos, secuestros, etc) de que la ciudad debía hacerse cargo del tema en cuestión.
Ante la objeción infundada de desinversión en materia de transportes, podríamos argumentar que
el estado nacional invirtió en estos años 2.700 millones de pesos, de todos los argentinos, a lo largo de todo el territorio nacional, en obras de infraestructura, al tiempo que el gobierno de la ciudad tuvo una tasa de inversión cero en iguales tareas. Muy por el contrario, Macri fue puesto en
el estrado de acusaciones cuando se puntualizó en
el desvió y subejecución de 300 de los 400 millones de presupuesto aprobados por la legislatura para obras en los subtes. Todo esto, al margen de los 10 kilómetros por año, prometidos en todas sus campañas, y nunca cumplidos.
Determinadas acciones nos dieron cuenta de a qué tipo de gobierno debe atenerse la ciudad desde 2007. Un ejemplo claro fue la reacción de la jefatura de gobierno porteño ante la tragedia de Once, donde, fieles a Poncio Pilatos, aseguraron “El gobierno de la ciudad no puede hacerse cargo de estos diez años de desinversión". ¿Puede agregarse algo más?
Sin embargo, y a pesar de la aparente dirección definida que transita el gobierno de Mauricio Macri, la ciudad sufre por estos días de una curiosa confusión en cuanto a sus derechos y obligaciones; pues desea hacerse cargo de una fuerza nacional… a la vez que se rehúsa a asumir compromisos propios de la ciudad para con el transporte y sus ciudadanos. Una falta que, en la actualidad, la siguen sufriendo los casi tres millones de habitantes que padecen en la ciudad de Buenos Aires.

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