Entre los días 9 y 12 de febrero se realizó en la ciudad de
Ramallo el Campamento Anual de Formación Política del Partido Obrero y sus Organizaciones Satélite de Izquierda.
Para su Organizador y máximo referente José Saúl Wermus, más
conocido con el nombre de guerra de “Jorge Altamira”, el evento fue “extraordinario tanto en
calidad como en cantidad”.
Sin dudas que es extraordinario en pleno siglo XXI concentrar
durante 4 días a militantes para hablarles exclusivamente de Marx, de
Lenín, de agitación política, gremialismo extorsivo y revolución sangrienta.
La apología de contienda y destrucción del Estado, la
prédica antidemocrática y el llamado a la lucha armada son algunos de los conceptos
que se desplegaron en ese supuesto fatuo campamento y que muestran al Partido
Obrero tal cual es: un lobo disfrazado de cordero. Escondidos detrás de la
estructura de un pseudo partido político, se esconde la matriz del caos, la
anarquía y el quiebre del orden democrático y sus Instituciones. Todo esto bajo
el principio básico de “cuanto peor, mejor”.
En una realidad nacional inclusiva, comprometida con las
libertades democráticas y los derechos adquiridos, el Partido Obrero sigue
viajando a contramano, incendiando trenes, cortando autopistas, agraviando a
los que trabajan y haciendo su labor subterránea de adoctrinamiento para que
sus adeptos (incluidos niños de menos de 12 años que se vieron obligados a
escuchar a Wermus en el campamento) incursionen profesionalmente en el campo de
la violencia, la provocación y el desorden social.
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