La metáfora ya no es válida. La pseudo
representación del pueblo que enarbola los preceptos de igualdad y justicia
quedó por el suelo al momento en que Hugo Moyano reconoció que “el paro es
contra Cristina Fernández”. Tiempo después, sin embargo, el discípulo Pablo
Moyano intentó corregir a su padre señalando que “no se escucha el reclamo
legítimo de los trabajadores, por eso hemos decidido hacer un paro”.
La pantalla en la que se escudan
los Moyano es la aplicación del Impuesto a las Ganancias que, cabe destacar, es
tributado en la actualidad por poco más de 1.800.000 trabajadores registrados. Por
esta razón, aparentemente, todas las ramas del Sindicato que lidera Hugo Moyano
van al paro. Así, no hay recolección de residuos, ni abastecimiento de
combustibles, ni reposición de billetes. Además, ningún diario fue distribuido.
De esta forma, una vez más se
toma de rehén a un país que debe adecuarse a desiciones golpistas adoptadas por
inescrupulosos que desconocen y disfrazan los perjuicios causados por sus
actos.
La medida afectó a las quince
ramas del gremio a nivel nacional, de modo que el paro de algunos sectores del
transporte impacta directamente en la ciudadanía, como por ejemplo la
recolección de residuos, la reposición de dinero en cajeros automáticos, el
abastecimiento de combustibles, la distribución de diarios y revistas. Una vez
más, las internas políticas y la puja por el poder nos arrastran a los
ciudadanos que, en última instancia, no tenemos posibilidad alguna de ser
beneficiados. Todo lo contrario.
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