Luego del fallo de la Cámara que extendió la
medida interpuesta por el Grupo Clarín, mediante el cual se generó un puente
entre la efectivización de la ley y el multimedio, la AFSCA solicitó su nulidad, e
intentó aplicar el recurso de “per saltum”, aprobado hace menos de un mes, para
así revocar la extensión de la medida cautelar. Sin embargo, este intento de
hacer efectiva una ley de la democracia se vio frustrado por las trabas
judiciales que parecen favorecer y allanar el camino al monopolio que,
actualmente, descansa al margen de la ley, luego de que innumerable cantidad de
grupos mediáticos de todo el país debieran regularizar su situación, aun a
expensas de importantes pérdidas económicas.
La impotencia e indignación expresada por
todos fue automática y evidente, ya desde los medios que acataron la ley, como
de los miles y milones de usuarios que esperan por una democratización en la
televisión argentina, así como en la totalidad de los medios de comunicación.
Desde otro ámbito, pero con
similares reacciones, se observó el fallo del caso Marita Verón, con un un duro
golpe para las víctimas rescatadas.
El caso que oscureció la vida de
la joven secuestrada y explotada sexualmente, hace ya 10 años,
continúa a la espera de una resolución, que pareció asomar esta semana.
Pero los familiares, para todas las
mujeres que fueron secuestradas y esclavizadas, para los amigos y para toda la
sociedad, el fallo definió a este como un día cargado de tristeza y dolor. La
impunidad es más que una sensación, y según relatan quienes trabajan en su
recuperación, muchas dudan en seguir adelante con sus causas ante la absolución
de los trece acusados de secuestrar y esclavizar a Marita Verón.
Según las mujeres rescatadas,
quienes presenciaron el juicio, “El fallo de ayer lo que hace es desalentar
las denuncias de otras víctimas, mostrando que ellos tienen todo el poder. Y en
el universo de quien ha sido sometida y explotada sexualmente, ese dato no es
menor, pues una vez más triunfan los atrapantes.”
Afortunadamente habemos quienes
no descansamos en la lucha por la justicia, y estos reveses del poder que
decide sólo nos demuestran que deberemos mantenernos firmes en nuestras
convicciones y luchar por un país con verdadera justicia. Un país que no se
deje doblegar, ni que ceda ante las presiones abandonando a quienes más lo
necesitan.
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